Un supervisor de obra tiene múltiples funciones esenciales para asegurar la correcta ejecución de un proyecto constructivo, desde la planificación y organización hasta el control de calidad y seguridad. Sus responsabilidades principales incluyen la interpretación de planos, la coordinación de equipos y subcontratistas, el control de los plazos y costos, y la verificación del cumplimiento de las normativas de seguridad y calidad. Funciones específicas de un supervisor de obra: Planificación y organización: Distribución de tareas, asignación y control de recursos (materiales, herramientas, personal) y establecimiento de cronogramas. Control de ejecución: Seguimiento del avance de la obra, verificación de la calidad del trabajo realizado, y comparación con los planos y especificaciones. Coordinación: Comunicación efectiva con diferentes equipos de trabajo (subcontratistas, proveedores), asegurando la sincronización de las tareas. Seguridad e higiene: Aplicación y cumplimiento de las normativas de seguridad laboral, garantizando un ambiente de trabajo seguro para todos los empleados. Control de calidad: Verificación de que los materiales y la mano de obra cumplan con los estándares de calidad establecidos. Gestión de recursos: Control del uso eficiente de materiales, herramientas y maquinaria, evitando desperdicios y optimizando costos. Documentación y comunicación: Elaboración de informes diarios o periódicos, registro de incidencias, y comunicación con el cliente y superiores jerárquicos sobre el progreso de la obra. Resolución de problemas: Identificación de obstáculos y búsqueda de soluciones, tanto técnicas como logísticas, para evitar retrasos o problemas mayores. En resumen, el supervisor de obra es el responsable de velar por que el proyecto se desarrolle según lo planificado, dentro de los plazos y presupuestos establecidos, y con los estándares de calidad y seguridad requeridos.